No se me van de la cabeza las imágenes del percance de Padilla en Zaragoza.
De lo más duro que he podido ver en toda mi vida como aficionado.
Padilla, batallador y gladiador de los ruedos. Él ha olido a pino varias veces, según sus propias palabras. Su cuerpo es una auténtica carretera de cicatrices como no hay otra igual en el toreo: Pamplona, San Sebastián, Huesca…Cornalones de caballo.
Ese cuerpo cosido a cicatrices y su pundonor han hecho de él un torero al que siempre he tenido mucho, mucho, mucho respeto. Y admiración, porque tras pasar trances verdaderamente duros siempre me ha resultado admirable su filosofía de vida: disfrutar en lo posible en esta vida, porque en cualquier momento el toro te puede quitar de enmedio porque aquí se muere de verdad.
Todo mi ánimo al Ciclón de Jerez, Juan José Padilla.